Mariana Chiarlo, una de las dueñas de Tinka, la única fábrica de bolitas de la Argentina y una de las pocas en Sudamérica, compartió detalles sobre los orígenes y el presente de la empresa que su tío fundó en 1953 en San Jorge, provincia de Santa Fe. En una entrevista concedida a Radio Buenos Aires AM 1350, Chiarlo relató cómo la pasión por un juego de la infancia se transformó en una industria que este mes de octubre cumplirá 72 años de vida ininterrumpida, y que hoy enfrenta los desafíos del mercado global y el cambio tecnológico. La empresaria también confirmó que, a pesar de lo que se podría suponer, "se sigue jugando evidentemente" a las bolitas en el país.
La historia de Tinka se remonta al 15 de octubre de 1953, fecha en la que el tío de Mariana, Víctor, firmó el primer contrato con una juguetería de Rosario. "Mi tío va a cumplir 95 años ahora también en octubre, el 12 de octubre y escribió el libro que se llama Mi mundo cristalizado y él cuenta que su sueño arrancó a los 8 años cuando no tenía dinero para comprar bolita", explicó Chiarlo, agregando que el origen productivo se halla ligado a la tradición cristalería de la provincia. La fábrica, que durante décadas tuvo varios socios, fue adquirida y revitalizada por Mariana y sus hermanas, Silvina y Roxana, quienes en 2021 decidieron comprar las partes a los socios originales y mantenerla en el seno familiar.
Consultada sobre el proceso de fabricación, Chiarlo detalló que Tinka produce dos millones de bolitas por semana, utilizando "10.000 kg de vidrio" en cada ciclo productivo. Además, destacó el compromiso de la compañía con la sustentabilidad: "Nosotros que somos re recicladores de 72 años, usamos el vidrio de botella verde, azul, marrón por un lado". La dueña también diferenció los principales tipos de bolitas que fabrican, como la "japonesita" o "pétalo", la "Bergel" y la "Ónix", y aclaró que la emblemática "lecherita" ya no se puede producir porque el vidrio blanco mate necesario fue reemplazado por plástico. Finalmente, destacó el impacto viral de la colección lanzada en homenaje al mundial de Qatar, cuya primera unidad fue entregada a Lionel Messi.
La historia de Tinka se remonta al 15 de octubre de 1953, fecha en la que el tío de Mariana, Víctor, firmó el primer contrato con una juguetería de Rosario. "Mi tío va a cumplir 95 años ahora también en octubre, el 12 de octubre y escribió el libro que se llama Mi mundo cristalizado y él cuenta que su sueño arrancó a los 8 años cuando no tenía dinero para comprar bolita", explicó Chiarlo, agregando que el origen productivo se halla ligado a la tradición cristalería de la provincia. La fábrica, que durante décadas tuvo varios socios, fue adquirida y revitalizada por Mariana y sus hermanas, Silvina y Roxana, quienes en 2021 decidieron comprar las partes a los socios originales y mantenerla en el seno familiar.
Consultada sobre el proceso de fabricación, Chiarlo detalló que Tinka produce dos millones de bolitas por semana, utilizando "10.000 kg de vidrio" en cada ciclo productivo. Además, destacó el compromiso de la compañía con la sustentabilidad: "Nosotros que somos re recicladores de 72 años, usamos el vidrio de botella verde, azul, marrón por un lado". La dueña también diferenció los principales tipos de bolitas que fabrican, como la "japonesita" o "pétalo", la "Bergel" y la "Ónix", y aclaró que la emblemática "lecherita" ya no se puede producir porque el vidrio blanco mate necesario fue reemplazado por plástico. Finalmente, destacó el impacto viral de la colección lanzada en homenaje al mundial de Qatar, cuya primera unidad fue entregada a Lionel Messi.
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